martes, 16 de junio de 2009

caracterizacion psicologica: afectiva


Las diferencias que existen entre niños deficiente auditivos no derivan únicamente de aspectos médicos asociados al tipo, grado y edad de la sordera. Existen experiencias comunicativas y educativas que pueden modificar sustancialmente el curso del desarrollo del niño. La actitud de los padres anestán los padres que aceptan las consecuencias de la sordera, crean un ambiente relajado de comunicación, y se plantan aprender y utilizar con su hijo el sistema de comunicación más enriquecedor.

Otro factor importante es si los padres son oyentes o no. Si no son oyentes se facilita la tarea pues son capaces de saber lo que el niño siente y establecen el sistema comunicativo más adecuado. Si los padres son te la sordera de su hijo va a tener una notable influencia. Hay padres que niegan la evidencia y tratan a su hijo como si fuera oyente. Otros desarrollan actitudes de sobreprotección. En una posición intermedia, más positiva, oyentes la dificultad se agrava pues no comprenden las experiencias vividas por su hijo. El análisis de las habilidades sociales del niño es una dimensión que debe tenerse en cuenta, ya que los niños deficiente auditivos suelen tener dificultades en su relación con las personas oyentes. El instrumento principal para analizar este comportamiento es la observación y la información que proporcionan los padres.

Lo que sucede en el ámbito familiar tiene gran importancia en el desarrollo y aprendizaje de cualquier alumno. Las relaciones familiares, el clima social y emocional, el seguimiento de los progresos del niño, y las expectativas hacia él son factores que tienen gran influencia en la evolución de los niños. En el caso de los niños deficientes auditivos, además de aquellos, hay un aspecto del entorno familiar que tiene una especial relevancia: el tipo de comunicación que se utiliza en el hogar.

La forma y el estilo de comunicación que utilizan los padres con el niño deficiente auditivo tiene una gran importancia para su desarrollo y aprendizaje, como ya hemos señalado. Si los padres también son deficiente auditivos, existirá un mayor conocimiento de las consecuencias de la sordera, y una habitual comunicación con la lengua de signos, lo que facilitará las relaciones familiares. Si los padres son oyentes, necesitarán más información sobre el mundo del deficiente auditivo y sobre el modo de comunicación más adecuado para su hijo. De cualquier forma debe haber estrecha coordinación entre el modo de comunicación que se utiliza en el colegio y el que se utiliza en la familia.

Según las investigaciones realizadas en el estudio del desarrollo social de individuos deficiente auditivos parecen indicar que estos poseen un conocimiento social más limitado en comparación con los oyentes.
Si bien nos centramos en los primeros años de vida del niño vemos que el sonido tiene un importante papel en el desarrollo social, la voz de la madre, la preparación del biberón, los ruidos, las estimulaciones producidas por sonidos (sonajeros, móviles de cuna, etc.) además de ejercitar y afinar la audición, tranquilizan y dan seguridad al niño. El bebé deficiente auditivo por su falta de audición tiende a aumentar sus temores en ausencia de audición.

Mientras el niño oyente crece y se va socializando, sus conductas agresivas disminuyen y va expresándose a través del cuerpo, medio más significativo para expresar sus estados emocionales.
Los sujetos con sordera muestran con mayor frecuencia sus limitaciones en habilidades socio-comunicativas en cuanto a comprender emociones, resolver problemas, así como en procesos de atribución. En su desarrollo psico-afectivo son importantes las interacciones que se desarrollan entre el niño deficiente auditivo y los padres, la cual posee dos factores de importancia para determinar el grado de interacción padres-hijo:la actitud paterna ante el déficit auditivo del niño (gran parte de los padres oyentes se sienten frustrados ante la falta de respuesta, por parte del niño, a sus intentos comunicativos verbales, llegando incluso a veces a sentirse rechazados ante esa ausencia verbal lo cual lleva a una disminución de la frecuencia de interacción y a un empobrecimiento progresivo de la misma, unido a un aumento de la ansiedad, lo que provoca una situación de aislamiento por parte del niño y de sus padres) y las estrategias utilizadas con el fin de aumentar las interacciones comunicativas con su hijo deficiente auditivo (uso de comunicación bimodal, lenguaje de signos.

A raíz de los problemas comunicativos, los padres tienden con mayor frecuencia a regular la conducta de su hijo que a compartir información con él -la desprivación del lenguaje supone una menor habilidad para la autorregulación, y una menor habilidad para extraer el significado de ciertas experiencias cotidianas, lo cual conlleva a una comprensión más limitada de la dinámica social- son menos permisivos y más didácticos, sólo hablan con el niño sobre el aquí y el ahora y no son capaces de informar a su hijo sobre acontecimientos futuros que van a ocurrir, -por lo general, reciben explicaciones muy limitadas acerca de los sentimientos, roles, razones para las acciones y consecuencias de las mismas-, por ello, el niño se muestra desconfiados y vive cualquier situación no habitual como una amenaza. Esta situación cambia cuando el niño deficiente auditivo tiene un sistema estructurado de comunicación en la competencia social es crítico para interpretar estos casos.

No obstante las investigaciones realizadas señalan como principales características en el perfil de personalidad de niños deficiente auditivos, la impulsividad en la expresión de sus emociones unida a un bajo nivel de autoestima causado por dificultades en el control de la propia conducta - presentando a menudo problemas conductuales-, y a un bajo nivel de tolerancia a la frustración. Como resultado es de esperar que los niños y adolescentes deficiente auditivos presenten una limitada comprensión tanto de la causa como de los significados de muchos acontecimientos.
Además de la deprivación lingüística también encontramos datos que establecen una relación entre el menos conocimiento y desarrollo social y ausencia de independencia y auto responsabilidad.

Aún así, los niños con déficit auditivo hijos de padres con la misma condición controlan mejor su conducta, presentan menor impulsividad, una mayor madurez social y un grado más alto de responsabilidad. Todo ello debido a la adquisición temprana del lenguaje de signos -como forma natural de comunicación- las interacciones padre-hijo son similares a la de los oyentes como su nivel de sobreprotección y sus estrategias comunicativas y educativas.

Finalmente es preciso conocer la competencia del niño en las distintas áreas curriculares a lo largo de su proceso de aprendizaje. Es una información que proporciona el profesor y que debe servir para conocer las dificultades que encuentra el niño, así como los apoyos y adaptaciones curriculares que necesita.

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